Para cualquiera de nosotros,movidos por la inspiración espiritual, es importante que busquemos de todo corazón hasta que encontremos. Y una vez que empezamos a buscar, no debemos detenernos hasta que estemos convencidos, al nivel más profundo de nuestro Ser, de la realidad mística de que Dios o el Espíritu, es nuestro propio Ser.
Para algunos, esto podría ocurrir en una explosiva revelación, para otros, en mucha calma. Sin embargo, sucede... y es en ese momento que tenemos que estar dispuestos a tomar el paso más importante en el camino de la liberación: renunciar al proceso de búsqueda para siempre .
Vamos a tener más para experimentar, entender, y hacer realidad, pero una vez que estamos convencidos de la realidad del Espíritu, a nivel del alma, no somos ya los solicitantes,los buscadores.
Desde hace mucho he dicho,cuando me preguntan si soy una buscadora espiritual,que soy una “encontradora”…aunque suene rara esa palabra, que no está en los diccionarios, me gusta mas que “descubridora”...porque habla de algo perdido con lo que tenemos que re-encontrarnos…mas como esa palabra no existe, la he cambiado por “descubridores”. Como tales… tenemos que asumir la responsabilidad de lo que significa ser “descubridores” y no “buscadores”.
Como descubridores, no necesitamos más pruebas. Ya no tenemos el derecho de exigir que Dios que nos dé prueba de sí mismo a nosotros, una y otra vez. Incluso podría ser considerado indecoroso, codicioso, y, en algunos casos, las personas que han sido bendecidas con una visión directa de lo milagroso siguen insistiendo en que recibieron una prueba más de una experiencia de Dios o el Espíritu. El propósito de la experiencia mística es convencernos, a nivel del alma, que nuestra verdadera naturaleza es el Espíritu… de convencernos tan profundamente que nos liberemos de la duda existencial. Finalmente nos disponemos a participar, de manera consciente y de todo corazón, en el mejor regalo que se nos ha dado. . . que es la VIDA EN EL ESPIRITU QUE YA ESTAMOS VIVIENDO.
Cuando la Madre Teresa murió, sus diarios revelaron que esta extraordinaria mujer, había estado viviendo en un estado de tormento espiritual. Mientras que a principios de su vida, según ella, Dios había hablado directamente con ella, desde entonces, su experiencia interior había sido como vivir en un desierto espiritual, dolorosamente separada de Dios, despojada de la conexión a la fuente viva de su propia fe. Pero eso…¿le hizo detener su extraordinario trabajo para ponerse a demandar más pruebas de la existencia de Dios? ¿Insistió en la necesidad de sentir el amor de Dios para poder expresar ese amor a los necesitados? Su poderoso ejemplo revela de la manera más conmovedora lo que realmente significa ser un descubridor…no importa la investidura que el Espíritu tome.
Cuando somos descubridores, ya no tenemos duda sobre lo que realmente somos y por qué estamos aquí en la Tierra… la duda existencial muere, liberando una confianza contagiosa que hunde sus raíces en lo profundo de nuestras almas. Un descubridor de verdad puede o no seguir participando de una práctica espiritual, pero si lo hace, está motivado sólo por la aspiración de seguir evolucionando para el bien del propio proceso evolutivo y lo que es más,del proceso evolutivo colectivo.
Y sólo podemos empezar a hacer esto cuando hemos renunciado a la búsqueda. Entonces y sólo entonces dejaremos de internar llegar a un despertar espiritual para convencernos de algo. En su lugar nos proponemos seguir evolucionando para abrir el máximo potencial de LUZ en nosotros y EL TODO.
Esto llega…cuando dejamos de estar ebsesionados por la iluminación, para DESCUBRIRNOS…COMO EXPRESIÓN DEL ESPÍRITU SIEMPRE EXPANDIÉNDOSE…SIN ESFUERZO.
NO NECESITAMOS DEMASIADO ESFUERZO,PARA SER LO QUE SOMOS
Eso es lo que significa ser un ENCONTRADOR…O DESCUBRIDOR!.
SEAS UN BUSCADOR O UN ENCONTRADOR…QUE SEAS INMENSAMENTE BENDECIDO EN ÉSTE JUEGO DE RE-DESCUBRIRNOS!
Su Hermana Tahíta-