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viernes, 30 de diciembre de 2011

Navidad y Pascua en la Tradición Iniciática …Omraam Mikhaël Aïvanhov – Extractos del Libro-

Si existen cuatro fiestas cardinales: Navidad, Pascua, la fiesta de san Juan y la de san Miguel, no es por casualidad o porque algunos religiosos hayan considerado conveniente instituirlas, sino porque corresponden a fenómenos cósmicos. En el transcurso del año, el sol pasa por cuatro puntos cardinales

(equinoccio de primavera, solsticio de verano, equinoccio de otoño y solsticio de invierno), y durante estos cuatro períodos se produce en la naturaleza gran afluencia y circulación de energías que ejercen influencia sobre la tierra y sobre todos los seres que la pueblan: las plantas, los animales, los humanos...

Los Iniciados, que han estudiado estos fenómenos, han observado que si el hombre está atento, si se prepara y se pone en armonía para recibir estos efluvios, pueden producirse en él grandes transformaciones.

Cada año, el 25 de Diciembre, a medianoche, la constelación de Virgo asciende en el horizonte; por eso se dice que Jesús nació de la Virgen-

Y durante este tiempo, en la tierra, ¿ dónde está la gente? En los cabarets, los dancings y los clubs nocturnos, en donde comen, beben y están de juerga para festejar el nacimiento de Jesús... ¡Qué mentalidad! Y lo más extraordinario es que hasta las personas más inteligentes encuentran que es normal celebrar la Navidad de esta forma. En vez de ser consciente de la importancia de un acontecimiento que no se produce más que una vez cada año, cuando toda la naturaleza está atenta para preparar la nueva vida, el hombre tiene la cabeza en otra parte. Por eso no recibe nada: al contrario, pierde la gracia y el amor del Cielo. Porque, ¿qué creéis que puede dar el Cielo a un ser que permanece insensible a estas corrientes divinas? El discipulo, en cambio, se prepara: sabe que en la noche de Navidad, Cristo nace en el mundo en forma de luz, de calor y de vida, y prepara las condiciones convenientes para que este Niño divino nazca también en él.

No niego que el nacimiento de Jesús haya sido un acontecimiento histórico de una gran importancia, pero lo esencial son los aspectos cósmico y místico de la fiesta de Navidad. Porque no solamente el nacimiento de Cristo es un acontecimiento que se produce cada año en el universo, sino que, en cada instante, Cristo puede nacer también en nosotros.

En primer lugar, ¿quiénes era María y José? Si fueron escogidos para ser los padres de Jesús, es que estaban muy preparados para ello: para ser dignos de recibir a Jesús, el Salvador de la humanidad, en su familia, habrían hecho, ciertamente, un gran trabajo espiritual en sus vidas anteriores; eran excepcionales, estaban

predestinados. Ya desde muy joven, María se había consagrado, había ido al Templo para ser sierva del Señor. Se había, pues, purificado y había hecho los más grandes sacrificios para ser digna de recibir en su seno a un espíritu tan poderoso y elevado como Cristo.

El nacimiento de Jesús debe ser comprendido en los tres mundos, es decir, como un fenómeno histórico, como un fenómeno psíquico, místico, y, finalmente, como un fenómeno cósmico. Hoy me interesa, sobre todo, el fenómeno místico-

Para que el Niño Jesús nazca son precisos un padre y una madre. El padre, José, es el intelecto, el espíritu del hombre. La madre, María, es el corazón, el alma. Cuando el corazón y el alma están purificados, entonces nace el niño: pero no nace del intelecto y del espíritu, nace del Alma Universal que es el Espíritu Santo bajo forma de fuego, de amor divino... de una pura llama que viene a fecundar el alma y el corazón del ser humano. El alma y el corazón representan el principio femenino, receptivo, mientras que el intelecto y el espíritu representan el principio masculino que prepara las condiciones para que el Espíritu Santo, es decir, el Alma Universal, que es fuego, tome posesión del alma, de María. Entonces es cuando nace el CristoNiño. Pero como el nacimiento es un fenómeno que debe producirse en los tres mundos, es necesario que el niño nazca también en el plano físico. Como veis, se trata de algo más complejo de lo que os imaginabais.

Cuando María y José quisieron buscar refugio, en las posadas ya no había sitio para ellos, es decir, que los humanos, que están ocupados en comer, en beber y en divertirse, nunca tienen sitio para el Iniciado que ha recibido al Niño. Este Niño divino, que está ya concebido dentro de él como una luz, puede ser un ideal, una idea que acaricia y alimenta, pero, ¿a dónde ir ahora con este Niño? Nadie le abre la puerta, es decir, nadie le comprende-

Esta luz, esta estrella que brillaba sobre el establo, significa que, de cada Iniciado que lleva dentro de sí el Cristo vivo, sale siempre una luz, una luz que serena, que alimenta, que reconforta, que sana, que purifica, que vivifica... Un día, otros perciben desde lejos esta luz y sienten que algo especial se manifiesta a través de este ser. Y este algo, precisamente, es Cristo; entonces los dirigentes, las autoridades, los poderosos y los ricos se acercan a él. Y hasta los grandes jefes religiosos, que se imaginaban ser lo más alto, sienten también que algo les falta, que todava no han llegado a este grado de espiritualidad, y vienen a instruirse, vienen a inclinarse ante él y a traerle regalos. Esta es la razón de la presencia de los tres magos, Melchor, Baltasar y Gaspar, junto al Niño Jesús. Estos magos eran los jefes de grandes religiones en sus países respectivos, y acudieron. ¿Por qué? Porque sintieron la luz

Nada hay más importante que el trabajo para que nazca el Niño divino en nosotros. Cuando este se produzca, la tierra y el Cielo cantarán

El nacimiento de Cristo es una cuestión muy importante de la que todos los Iniciados deben preocuparse. Mirad lo que dice san Pablo: «¡Hijos míos! ¡qué trabajo me ha costado hacer nacer a Cristo en vosotros!». También él había comprendido que Cristo debe nacer en cada alma humana. Por eso hablaba a sus discípulos, les aconsejaba y hasta les zarandeaba para que se purificasen y se pusiesen en un estado de aceptación, de sumisión, de adoración, pues tales son las condiciones necesarias para recibir el germen de lo alto.

El hombre no puede hacer nacer a Jesús en él si no ha comprendido a su madre, la tierra. Si no sabe lo que es la tierra, si no tiene con ella relaciones afectuosas, respetuosas, conscientes, no tiene ninguna posibilidad de cambiar su cuerpo fisico. Nuestro cuerpo está en relación con la tierra y volverá a la tierra porque ha salido de ella, puesto que es su fruto, su hijo. Si el hombre no tiene una relación correcta con la tierra, Cristo no puede manifestarse en sus obras, en su cuerpo fisico.

LES HE QUERIDO ACERCAR,MIS HERMANOS ÉSTOS EXTRAXTOS DEL LIBRO DEL MAESTRO OMRAAM MIKHAEL AIVANHOV…

“NAVIDAD Y PASCUA EN LA TRADICIÓN INICIÁTICA”..QUE LES HE DEJADO COMPLETO PARA DESCARGAR EN EL GRUPO BIBLIOTECA…PARA QUE LA NAVIDAD ADQUIERA EN NOSOTROS UN SIGNIFICADO MÁS PROFUNDO…

EN LA TIERRA CASI TODOS SOMOS INICIADOS YA SEA DE UNA INICIACIÓN MENOR O MAYOR..POR TANTO ES IMPORTANTE QUE LEAMOS EL LIBRO SI PODEMOS O REFLEXIONEMOS SOBRE ÉSTOS EXTRACTOS PARA COMPRENDER NUESTRO PROPIO VIAJE INICIÁTICO-

CON AMOR-

Su Hermana Tahíta ♥